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Leyenda de Beso al Cielo
la leyenda
De la voz de los sabios ancianos, guardianes del mezcal, descubrí que este elixir es sin duda alguna el espíritu del maguey. De esta poderosa planta, hija del sol y de la tierra, al ser horneada en el momento justo de maduración, fermentada de manera artesanal en tinas de madera y destilada en alambiques de cobre, se obtiene un delicioso, puro e inmarcesible mezcal. Sabores y aromas propios del maguey y de la tierra de dónde éste nace y crece, que al degustarlo nos van impregnando el paladar del dulzor indeleble de sus finas notas.
Un anciano me dijo, mientras orgulloso me ofrecía una jícara llena de lo que él consideraba su más preciado tesoro: “Bebe este mezcal a besos, es bebida de dioses. Este translucido trago es otro hijo de la madre tierra que al igual que tú y que yo, guarda como en todos nosotros los verdaderos sabores y aromas de la tierra donde vivimos”.
Yo lo escuchaba estupefacto mientras el proseguía; “es parte de nuestra alma y por eso debemos de beberlo con amor y apreciar cada sorbo tratando de descubrir los verdaderos sabores y aromas del maguey”. Cómo olvidar la sabiduría de sus palabras, como olvidar ese primer “Beso al Cielo”, elixir fuente de sabores e inspiración para salvaguardar antiguas tradiciones, proteger a la madre tierra, a sus pueblos y a sus magueyes.